Todos cambiamos en algún aspecto nuestros hábitos de compra y la forma en que nos relacionamos con las compañías, siendo incluso más volubles ante una desesperada y creciente competencia en todos los sectores en busca de un mismo objetivo: la lealtad de sus clientes.
De allí nace la importancia por parte de las organizaciones de centrar sus acciones en las personas. Buscar transmitir constantemente mensajes y ofertas que resuenen con sus necesidades y expectativas únicas. Pero para ello, se requiere conocimientos profundos donde urge cambiar la forma en que los profesionales obtienen y administran sus datos.
Si el propósito de nuestra compañía es impulsar el crecimiento de forma sostenible y con proyección a futuro, no podemos omitir el considerar en nuestra estrategia el valor del tiempo de vida del cliente (customer lifetime value), para focalizar en retener a aquellos que son más valiosos para el crecimiento del negocio.
En efecto, tal como explica nuestro CEO, Cristián Maulén, en la editorial de este mes “la demanda de experiencias de los clientes y el aumento de las expectativas, por la economía digital, obligan a redefinir un nuevo marco de trabajo para la lealtad”.
Hoy las organizaciones deben buscar nuevas formas de establecer, nutrir y expandir las relaciones con sus clientes, crear un compromiso a largo plazo e impulsar su lealtad. Un ejemplo de ello son los modelos de gamificación el cual responde a lo que hoy todos parecen apuntar: experiencias excepcionales.