Se cierra el primer semestre y los consumidores comienzan a demostrar un agote anímico que se extrapola en diversos escenarios y a partir de diferentes factores. La inflación sigue generando estragos en la economía global y en la región el poder adquisitivo de las personas se diluye, a partir del registro de la mayor caída en 30 años en las remuneraciones reales, según el INE.
En contraparte, el Índice de Percepción del Consumidor (Ipeco) nos da cuenta de cómo la confianza en las empresas se deteriora cada vez más durante los últimos meses, mientras se proyecta un cierre de año moderadamente pesimista. ¿Cómo reponernos ante esta situación?
La clave está en saber escuchar y ponernos en el lugar de las personas, cumplir con su promesa de valor y mostrarse empático; un claro ejemplo ha sido el significativo avance de dos proyectos de ley en el Congreso, pese a todo su retraso: la aprobación general del proyecto que actualiza la Ley Nº 19.628 sobre protección de datos personales y la promulgación de la Ley de Delitos Informáticos; dos respuestas ante una creciente preocupación por parte de los ciudadanos, considerando que durante los últimos 10 años, creció en 68% su preocupación por la protección de su información en línea, de acuerdo con el CPLT. Pequeños grandes pasos para una sociedad que exige cambios con mayor agilidad.
Poner a las personas en el centro para abordar la toma de decisiones es uno de nuestros lemas y queremos transmitir la importancia de este enunciado una vez más. De hecho, en su editorial de este mes, nuestro CEO, Cristián Maulén, nos lo recuerda haciendo énfasis en la importancia de ser relevantes y conscientes en nuestras comunicaciones, poniendo justamente al cliente como prioridad, en contexto de las fechas festivas del comercio electrónico–, donde muchos fueron víctimas del envío desmedido de mensajes y esa fue sencillamente la gota que rebalsó el vaso.
Si su organización desconoce el valor del cliente, el costo de desuscripción y además estos no forma parte de sus prioridades hoy, alármese porque forma parte de las compañías que agotan la paciencia a sus clientes.