La sociedad vive rodeada de comunicación digital. Celulares y computadores están al alcance de nuestra mano en cada momento de nuestro día, permitiéndonos recibir una diversidad de mensajes con promociones y servicios que, lamentablemente, las empresas están enviando de forma desmedida, sin considerar si realmente son o no de interés de cada cliente.
Este uso abusivo de canales digitales por parte de organizaciones que solo buscan influenciar, sin conocer a quién o saber si esa persona está interesada en aquello que le están ofreciendo, automáticamente nos lleva a cuestionarnos qué rol están jugando hoy las empresas en materia de respeto por la privacidad.
La recolección y tratamiento indebido de datos personales entre empresas, sin el consentimiento o para otros fines diferentes para los cuales se compartieron, se ha tornado una práctica recurrente en las acciones de marketing y comunicaciones de las organizaciones, dada la falta de regulación que existe sobre esta materia.
Aunque haya empresas que opten por hacer uso -o mal uso- de esos datos, estos no servirán de nada si las empresas no son capaces de segmentar a sus propios clientes. Solo la entrega de contenido diferenciado a una cartera de clientes sobre la que se tenga previamente identificado sus intereses, necesidades y gustos –gracias a su consentimiento en el uso de sus datos–, podrá evitar que los consumidores tomen la agria decisión de la desuscripción.
En esta misma línea, hay dos factores que no pueden quedar de lado: el consentimiento y la autorregulación. Dada la inmensa cantidad de datos que se genera con cada click, el resguardo de los datos personales de los consumidores debe ser una misión primordial para las empresas, ya que facilitará la formación de un lazo de confianza entre el cliente y la organización.
Para obtener buenos resultados, las empresas deben funcionar en torno al cliente, es decir, deben centrarse en él. Una vez garantizada la satisfacción de los consumidores, se podrá afirmar que su empresa triunfa en su mercado. Si este envío masivo de mensajes está generando ruido en el cliente, pareciera que hay algo que se está olvidando de él. ¿Solicitó su consentimiento?