Las organizaciones están forzadas a elevar sus promesas para poder competir, pero finalmente, la gran mayoría logra decepcionarnos y es la cruel realidad. Pero, ¿a qué se debe todo esto?
Poner al cliente en el centro debiese ser la brújula de toda compañía y es allí donde justamente pecan. Hoy los líderes no ejercen la dirección necesaria, ni administran ni controlan la información de sus clientes. En otras palabras no gobiernan.
Y es más común de lo que crees. Cuando naufragamos en un mar de emails y notificaciones por Whatsapp y SMS irrelevantes con recomendaciones que no se relacionan con nuestras preferencias. Siendo que 7 de cada 10 clientes están dispuestos a compartir sus preferencias personales con las marcas para recibir mensajes más relevantes para ellos.
O cuando nos preguntan una y otra vez por nuestro canal de preferencia e insisten en llamarnos por teléfono. ¿Comprenden las compañías el valor de mi lealtad y cómo el descontrol de la información que aporto puede debilitarla? Pese a que hoy el mercado de gobierno de datos haya sido valorado en USD 1,81 mil millones en 2020, y que se proyecta tendrá un valor de USD 5,28 mil millones para 2026, con una tasa de crecimiento de 20,8%, impulsando un desarrollo para brindar mejores experiencias a sus clientes, hoy lamentablemente las compañías no están aprovechando esa oportunidad.
La ineficiencia en el gobierno de datos se extiende como una sombra que oscurece la relación entre las empresas y sus clientes. La calidad de la información es el cimiento sobre el cual se erige la toma de decisiones. Cuando los datos se encuentran dispersos, inexactos o desactualizados, la confianza en la empresa se resquebraja. Al igual que en un castillo de naipes, una pequeña falla puede hacer que todo colapse. Eso explica por qué el 93% de los ciudadanos se sienten “muy preocupados” de que las organizaciones usen sus datos para otros fines diferentes para los cuales fueron solicitados.
¿Están las empresas dispuestas a recoger el guante y adoptar políticas de gobierno de datos robustas? En esta encrucijada digital, la reflexión es el primer paso hacia la transformación.